Políticamente incorrecto

domingo, 27 de enero de 2013

El fútbol como vía de escape para el fanatismo



Este artículo quizá pueda ser políticamente incorrecto, como el blog, y puede que se malinterprete la idea que quiero transmitir, por eso quiero dejar claro que en él me voy a referir sólo a una parte de los espectadores futboleros y que para nada quiero comparar realidades culturales de unos países y otros.

Teníamos noticia estos días de 30 muertos en Egipto debido a las manifestaciones por la sentencia de muerte a 21 personas condenadas por los episodios de violencia en un campo de fútbol de Egipto en el que murieron 74 personas hace un año. Desde luego esto poco tiene que ver con el fútbol sino más bien con la situación política de Egipto tras la caída de Mubarak y las diferentes corrientes generadas. Pero si que es cierto que el fútbol es uno de los deportes que más se presta a la confrontación, si bien esto no es culpa del fútbol, sino del tipo de espectador que acude al estadio. No voy a entrar ahora en la situación política de Egipto, pero está bien tenerlo presente para saber dónde se puede llegar si se convierte el deporte en un acto de confrontaciones ideológicas pasionarias.

En España, salvando las distancias, también el fanatismo reina en muchos estadios.  Como cualquier fanatismo, éste no entiende de colores. No es algo característico de una ideología ni de un equipo en concreto, es algo que va en contra de todos los equipos porque acaba por destruir su imagen. Para muchos el fútbol es la excusa perfecta para sacar sus demonios interiores y su falta de respeto sin miedo a reacciones adversas. Nadie iría por la calle o en su trabajo llamando cabronazo o hijo de puta a todo hijo de vecino. Sin embargo, el estadio nos encubre. Ya no estamos solos frente a las posibles represalias, tenemos 20.000 personas jaleando alrededor y estamos “animando” a un equipo. “Es la pasión del fútbol”. Pero cuidado, hay amores que matan.

Comparen el tenis, el fútbol y sus aficiones, pero vuelvo a hacer hincapié en que no todos los aficionados al fútbol son iguales y de hecho los “asilvestrados” son siempre una minoría, pero ofrecen una imagen bochornosa que habría que eliminar. ¿Por qué un estadio se convierte en una jauría, plagado de consignas políticas, banderas e insultos? ¿Por qué es necesario quemar un asiento o insultar a tu contrincante para animar a tu equipo? ¿O esas personas van a otra cosa que no es animar? 
Por no hablar de la indumentaria. Vivimos en un país en el que uno sale de casa con miedo según qué camiseta vista. Aunque parece que nos quieren acostumbrar a ello, un país en el que se pega o insulta a un niño por llevar una camiseta de la selección española tiene un serio problema de fondo. Y el problema no es que sea la española, la de Etiopía o la de la conchinchina. El problema es la falta de libertad, porque eso, nos afecta a todos. 

Que conste que no critico el fútbol como deporte ni a sus aficionados, sino a los fanáticos que se hacen pasar por aficionados al fútbol. Lo hago por dos razones: Salvar al fútbol y a los ciudadanos de este tipo de gentuza y dejar sin espacio físico al fanatismo. Creo que los clubes de fútbol deberían coger el toro por los cuernos y cortar estos comportamientos de raíz. Nunca me hubiera imaginado escribiendo a favor de un deporte que personalmente me aburre, pero es que no tolero el fascismo. Y mucho menos el fascismo encubierto, en ningún ámbito y bajo ninguna excusa.

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