21 de
Octubre de 2012: Elecciones autonómicas en el País Vasco y Galicia. Aquellos
que íbamos a formar parte del grupo de apoderados habíamos madrugado para
llegar puntuales y sin contratiempos a la constitución de las mesas de los
distintos colegios electorales de Vitoria. La masiva respuesta que había
suscitado la petición de colaboración desde UPyD hizo que pudiéramos disponer
de 2 a 6 personas por colegio electoral,
en función del número de mesas. La noche anterior me encontré allí a un
compañero afiliado de Navarra, pero visto el éxito de la convocatoria me propuso
el marcharse hacia Pamplona. Su hija había empeorado. El cáncer había avanzado
y consideró que tenía que estar a su lado en aquellos momentos. Entonces me di
cuenta de la grandeza y el compromiso altruista por la política de tanta gente
anónima y el esfuerzo que supone para ellos. Me dijo, orgulloso, que se marchaba tranquilo y con el gusto de ver
aquel salón en el que se explicaban las diferentes tareas que debíamos realizar,
lleno de gente comprometida y con una gran mayoría de gente joven.
Hacia las
8:00 de la mañana del domingo 21 cada cual se dirigió a su correspondiente
colegio electoral. A mi grupo le tocó un pequeño colegio de un céntrico pero tranquilo
barrio de Vitoria. Llegamos allí ante la mirada desconfiada hacia los partidos
políticos: “Ya vienen los apoderados…”. Dicen que Euskadi no es España, pero yo
diría que se le parece bastante. Esa mañana curiosamente nos recibió la estampa
nacional en estado puro: Una interventora del Partido Popular y otra del
Partido Socialista discutían sobre el voto por correo antes de que se
constituyera la mesa electoral, ante la mirada atónita del presidente y los
vocales. El apoderado del PNV era un hombre más tranquilo, se conocía mejor la
normativa. Estaba con la tranquilidad de saber que iban a ganar unas
elecciones. Los de EHBildu, envalentonados, también con la esperanza de quitar
la hegemonía del nacionalismo al PNV. Se movían con naturalidad por el colegio
electoral como si la democracia fuera su hábitat natural y nada hubiera
ocurrido en el pasado. ETA no se ha disuelto, no ha pedido perdón y no ha
entregado las armas ni colaborado con la justicia con el visto bueno de este
grupo que ese día se estrenaba en las urnas sin haberse estrenado todavía en la
sociedad plural y democrática.
Nosotros,
carpeta magenta en mano e identificación colgadaa al cuello, revisábamos periódicamente
las mesas y cabinas para comprobar que el montón de papeletas de UPyD no
desapareciera (y no precisamente por un repentino arranque de voto masivo
magenta). He de decir que los presidentes y vocales de las mesas nos trataron
bastante bien. La actitud de ciudadanos sin adscripción ideológica dista mucho
de la de los políticos. En cuanto a los apoderados reconozco que no fue EHBildu
quien peor nos miró, de hecho prácticamente no repararon en nuestra existencia.
Aunque he de decir que compañeros nuestros sufrieron amenazas por parte de
éstos en otros colegios. Ya les digo, es lo que tiene estrenarse en las urnas
antes de entrenarse en democracia. Tampoco nos miró mal el apoderado de Ezker
Anitza ni el de Equo. De hecho me enteré de los problemas entre Ezker Anitza y
Ezker Batua gracias a lo que me contó aquel chaval que aspiraba a lograr un
escaño que al final no pudo ser. Allí teníamos la complicidad de los grupos
pequeños que luchan por hacerse oír entre los del establishment.
Nos
miraban peor PP y PSOE aunque con alguna honrosa excepción. Como la de un
apoderado jubilado del PP. Un hombre campechano y dicharachero que nos contó
todo tipo de batallitas, también después de que se enterara a media mañana de
que éramos de UPyD (o eso dijo él). Nos dijo que estaba harto de los políticos,
también de los de su partido. Cargó contra la corrupción, contra las listas
cerradas y contra los tejemanejes internos. Sin embargo, ahí estaba al final
del día disputando un voto del recuento con una apoderada del PSOE. Creo que
resume bien la situación actual de mucha gente. Los ciudadanos están hartos de
los principales partidos políticos pero acaban siempre optando por lo que ellos
consideran menos malo.
Pero
hablando de cómo nos miraban, he de decir que había también quien no nos miraba
directamente. Hubo un momento del día en el que decidí acercarme a una de las
mesas e intentar construir una relación amistosa más allá de la de apoderado-presidente.
Estaban 3 o 4 personas, entre ellos el
presidente de la mesa y un interventor del PSOE. Yo hablé de flores y
mariposas, del tiempo, y de la poca participación que se había registrado hasta
ese momento. Todos me miraban (como se acostumbra cuando hablas con alguien) y
entablaban conversación conmigo. Todos excepto uno: el interventor del PSOE. El
mismo que hacía un momento sonreía en el pasillo a varios representantes de
EHBildu, ahora giraba la cabeza hacia la ventana para mirar caer la lluvia
mientras yo intentaba hablar con ellos. Me produjo tristeza y pena por esta
democracia. Se ve que algunos ya han elegido quién es su adversario político y
quién su enemigo.
Finalizó
el día sin incidencias. Recogimos las actas y nos dirigimos a la sede de UPyD
en Vitoria. Habíamos conseguido mantener el escaño de Gorka Maneiro contra
viento y marea y entre los empujones de los 4 grandes bloques. Demostramos una
vez más que no hay nada imposible si se quiere conseguir de verdad. Me acordé
de nuestro compañero navarro que renunció a ser apoderado para volver a casa y
estar al lado de su hija enferma. Pensé que había que agradecérselo de alguna
manera. Pues venga, hoy le dedico este blog.
Gracias
a todos!
Espero y deseo que la hija se haya recuperado y le vaya todo bien a ese ciudadano anónimo.
ResponderEliminarDa gusto leer algo asi. Con una sencillez verdad tan rotundas. Gracias!
ResponderEliminarQue una persona te retire la palabra sólo por pertenecer a un partido político diferente me parece infantil, ridículo, estúpido y de bastante mala educación
ResponderEliminarA parte que de esa manera sólo hace daño al partido político al que representa, en este caso el PSOE.
Un saludo Jorge!!
Pues así de infantil fue xD. Un abrazo Arturo y gracias!
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