Pablo Iglesias no es el primero -ni será el último- que encuentra razones para la “actividad” (le llama él) –terrorismo- (para entendernos todos), de ETA.
Ya lo hizo Laura Mintegi, portavoz en el Parlamento Vasco de ese mejunje de siglas nacionalistas llamado Bildu, comandado por la antigua Batasuna y creado con el único fin de servir de instrumento a ETA dentro de las instituciones. Dijo en una ocasión Mintegi que el asesinato de Fernando Buesa, (la mejor cabeza del socialismo vasco en palabras de Maite Pagazaurtundua), tuvo "motivaciones políticas".
Como “una inaguantable verdad" describió Fernando Savater las palabras de Mintegi en un artículo publicado entre el revuelo y la indignación de los ciudadanos de bien tras aquellas afirmaciones. En ese artículo Savater explica por qué aquellas palabras, a pesar de expresar una verdad, son intolerables: “Lo malo es que ella lo dice como una especie de justificación histórica del crimen, cuya culpa se reparte entre quienes lo cometieron y los que no atendieron los motivos políticos que les llevaron a esa atrocidad”.
Savater explica también por qué las “motivaciones políticas” de esos crímenes no rebajan su gravedad, sino todo lo contrario: “En democracia la motivación política no es un eximente sino un agravante de los atentados y extorsiones, porque estas fechorías no sólo agreden a personas sino al orden democrático mismo y por tanto a los derechos y garantías de todos los ciudadanos”.
Es por eso que las palabras de Pablo Iglesias han de analizarse según el significado de su discurso. Hay muchas almas cándidas y gentes de bien que necesitan tener fe a pesar de los muchos ejemplos con el que el nuevo líder nos deleita, pero cualquier persona que conozca la gravedad de la persecución totalitaria/terrorista que ha tenido lugar en el País Vasco y Navarra, sabe que no se admiten vacilaciones o vagas interpretaciones. Sabe también de lo peligroso del lenguaje (la realidad se pervierte tras pervertir primero el lenguaje) y sabe que los peros son casi siempre balones de oxígeno para una banda terrorista muy necesitada de él.
Podemos debatir sobre la fe en la palabra o las acusaciones gratuitas, pero hay algo detectable por los sentidos en las palabras de Iglesias que evidencia su intencionalidad: La conjunción “pero”.
“El terrorismo ha causado dolor pero tiene explicaciones políticas".
La conjunción pero introduce una oración que matiza u opone a lo expresado antes. No hay que analizarlo muy a fondo para darse cuenta de que el sentido de estas palabras es exactamente el opuesto a las de Fernando Savater, quien afirmaba que las “motivaciones políticas” no son eximente, sino agravante.
Si bien es verdad que el terrorismo ha causado dolor, también es cierto que tiene "origen o motivaciones políticas", puesto que pretende atentar contra la democracia. Esto lo hace más grave si cabe. Y no hay peros que valgan.
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