Hace
unos meses escribí un artículo titulado “Los eternos olvidados”. Pues sí,
siguen olvidados y por eso me veo en la obligación de volver a recordarles. Sé
que los saharauis no lograrán justicia ni alcanzarán la libertad hasta que los
gobiernos influyentes (empezando por el español, si es que lo sigue siendo)
decidan actuar en favor de su causa.
Pero el
tema está complicado. ¿Qué le van a ofrecer los saharauis a Rajoy o Rubalcaba?
¿Un paquete de arena desértica con un lacito rojo o azul según la ocasión? Creo
que no es lo que buscan. ¿Quizá una haima desmontable? Creo que tampoco les
interesaría. Quizá si el Frente Polisario, en vez de Marruecos, controlara la
zona pesquera del Sáhara las cosas serían diferentes. Y eso es lo que me
indigna: La acción o pasividad del “mundo civilizado” según los intereses
económicos.
Por eso
me resulta bastante triste ver como nuestros gobiernos alternativos mantienen
relaciones de amistad con países cuyos gobernantes (o llamándolos por su
nombre, tiranos) pisotean una y otra vez los derechos de nuestros
conciudadanos. En el Sáhara Occidental sí hay un conflicto de verdad. Pero a
los sucesivos gobiernos españoles no les interesa promover su resolución porque
ponerse del lado de la causa justa sería molestar a Marruecos que es quien
controla las zonas pesqueras y minerales. No podemos llevarnos mal con él
aunque para ello nuestros conciudadanos saharauis vivan refugiados al otro lado
del muro, en la zona más pobre del desierto y privados de los derechos humanos
fundamentales. No es raro el día en que tengamos noticia de una invasión de
campamentos, detenciones de activistas saharauis o asesinatos de los mismos.
La ONU
ya promovió una iniciativa para promover un referéndum de autodeterminación
allí. Y sin ir más lejos, el pasado miércoles 12 de Septiembre el Parlamento
Europeo, en su Informe anual sobre "Política Exterior y Seguridad de la
Unión Europea", reiteró "el derecho del pueblo saharaui a la
autodeterminación a través de la celebración de un referéndum democrático en conformidad
con las resoluciones de la ONU para determinar el estatus del Sáhara
Occidental". Lo cual es un dato positivo y alentador, que da motivos para
el optimismo. Ojalá sea el impulso definitivo para solucionar la injusticia. No
es una cuestión menor, sino de justicia y libertad para aquellos que fueron
expulsados de sus tierras. Para que recuperen lo que les pertenece. Y queramos o
no, España como potencia administradora, tiene una responsabilidad destacada en
este asunto. Pero llevamos demasiado tiempo elaborando resoluciones que caen en
el saco del olvido eterno (me imagino que se guardarán en un cajón similar al
de las subcomisiones en España). Hay una frase sabia que dice que no faltan
leyes, sino voluntad política para aplicarlas. Por tanto, si este referéndum no
se lleva a cabo es porque no hay voluntad política de ninguna de las partes.
Por supuesto, de Marruecos no la espero, pero sí de todos los países
democráticos y no sospechosos de incumplir los derechos fundamentales. El caso
es que en sus mítines y entrevistas siempre afirman apoyar la causa saharaui.
Es cuando llega la hora de gobernar cuando actúan de manera cómplice con
Marruecos.
Tenemos
que aprender de la experiencia. Ya ocurrió con Gadafi, ese “gobernante” que
recibía con aires de superioridad a los presidentes de otros países. La
soberbia de quien se apropia de los recursos del país para que los demás le
rindan pleitesía. Por supuesto, una vez estallado el conflicto en Libia, el
mundo entero se puso en contra de Gadafi, pero hasta entonces lo que había era
arrodillamientos ante él. Lo mismo que ocurre ahora con Mohamed VI. ¿Tenemos
que esperar a que se origine una guerra para actuar? Estamos a tiempo de evitar
un conflicto armado con todas sus consecuencias. Y actuar significa hacer justicia, ni más ni
menos. Que tengan derecho a decidir sobre su futuro y sus tierras de las que
fueron expulsados.
Por
eso, mientras haya ciudadanos saharauis privados de libertad, de justicia y de
sus derechos fundamentales, denunciaremos la cobardía y la hipocresía de los
gobiernos que miran para otro lado. Para ayudar a los saharauis a elevar su
clamor de libertad por encima del muro que les priva de libertad y refugia a la
vez. Porque los intereses políticos y económicos no pueden estar por encima de
los derechos básicos de los ciudadanos. Por eso, y porque su causa deje de ser
la “eterna olvidada” escribo estas líneas.
Muchas gracias Jorge, es muy bueno, como te he dicho, comparto todas y cada una de tus palabras.
ResponderEliminarMe lo he llevado para publicarlo esta noche
un beso